La forma de extraer los minerales depende principalmente de dónde están ubicados dentro de la tierra y cómo es el terreno que los rodea. En función de eso, existen dos grandes tipos de minas: a cielo abierto y subterráneas.

Mina a cielo abierto
🏞️ Este tipo de mina se utiliza cuando el mineral está cerca de la superficie, a poca profundidad. Para acceder a él, se van removiendo las capas de tierra y roca desde arriba, como si se pelara una cebolla. Así, la mina va tomando la forma de un gran pozo o cráter escalonado.
Este método se elige cuando:
El mineral está extendido en grandes cantidades y de forma dispersa.
Es más económico y seguro trabajar al aire libre con maquinaria pesada.
Se necesita extraer mucho volumen de material en menos tiempo.
Algunos ejemplos de este tipo son las minas de cobre, litio y algunos tipos de oro.
Mina subterránea
⛏️ Se construye una mina subterránea cuando el mineral se encuentra muy profundo bajo la superficie, o cuando el yacimiento está concentrado en vetas o zonas angostas, difíciles de remover desde arriba. En este caso, se excavan túneles o socavones para llegar hasta el mineral.
Este método se elige cuando:
- El mineral está muy profundo o rodeado de otras capas de roca que no se pueden remover fácilmente.
- El terreno es montañoso o hay pueblos o ecosistemas que no se deben alterar desde la superficie.
- Se busca minimizar el impacto visual y ambiental desde afuera.
Las minas de oro en vetas, algunas de plata y las de carbón profundo suelen ser subterráneas.
¿Cuál es mejor?
No hay una forma “mejor” en general, sino que cada caso se estudia por separado. Antes de empezar cualquier proyecto minero, los expertos analizan el tipo de roca, la profundidad del yacimiento, el costo, la seguridad y el impacto ambiental. En base a eso, se elige el método más adecuado.